Me metí
en ti porque era el único sitio
en el
que no podrías encontrarme.
No
abandoné tus pliegues ni las formas de tu infortunio,
sabía
que vendrías, quizá no con la fortuna de salvarme
ni con
tu certidumbre de siempre. Sabía que vendrías.
No
podías equivocarte, tú tan infalible, no podías equivocarte.
No
podías equivocarte, porque no es algo que fuera
precisamente
posible.