Quién
sabe
qué
tanto funcione la certidumbre,
mas sé
que sirven
tus
pecas para mis manos de astronauta,
tu
centena de manchas de café.
No te
me pierdas, una noche en un parque
de
cielo poblado de puntos.
Quién
sabe
dónde
estés tú, cómo se llame la estrella
que te
oculta.
Te
entrego mi celular,
el
control remoto, la guitarra de mi hermana,
mi risa
llena de rostro.
Quién
sabe,
podrían
servir.
Mi
tiempo verbal favorito es el futuro.
Qué tal
hablarte de
haré,
tendré, seré, veré, sabré, oiré y
pop
ring.
Quién
sabe.
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