lunes, 24 de octubre de 2011

Eres mía con otras culpas

El milisegundo en que me veo
espléndidamente bien,
el milisegundo en que pienso en el adverbio
eres mía con otras culpas,
dos, tres.
Cuando no recuerdo el tiempo
y la atmósfera está jodidamente mal,
insegura de soltarse en llantos de necios,
eres mía con otras culpas,
cinco, seis.
Si morimos y cavamos espacios tiernos
con los dedos, espléndidamente bien,
directamente en el ardor de nuestros cuellos,
serás mía con otras culpas,
nueve, diez.
Hasta que se haga cierto que presto 
centímetros el mundo
esperándote a cambio, acaso
otra vez.

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